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Primera etapa del GR 1, entre Llampaies i Sant Martí d’Empúries

Empúries: inicio de historias, de frases  y de caminos   

GRmanas y GRmanos: 

Sobre frenadas, vidrios y hielos- sobre qué hacía una silla sola en la carretera - De cómo hay maestros bajo sospecha - Sobre conexiones virtuales a la geografía mundial donde no hay acceso -De porqué esta epístola nunca estará colgada en Sant Martí d’Empúries - De cómo podrían ser las libaciones contemporáneas en un entorno griego y romano.  

Un fuerte frenazo y el tintineo de vidrios y hielos fueron sonidos que se cruzaron en el primer punto de embarque de la nueva temporada 07-08. Es ese momento en que escuchas el estruendo y tu oído espera saber si el desenlace final suena a chapa estrujada o no. No hubo tal deformación de  ningún chasis y tampoco se sabe a ciencia cierta si el rápido conductor, antes, se sometió a varias pruebas de  levantamiento de vidrio con hielo incluido sobre barra fija. Con lo que allí se trajinaba era con los preparativos del próximo botellón. Mientras se esperaba a quien al final faltaba porque no venía, las neveras se sometían a ajustes varios para que cupieran todas las cervezas rebosantes de alcohol y sucedáneos sin. El gran botellón se desarrollaría “en un marco incomparable” cargado de historia, nubes y alguna boda (“mariage”, según los indicadores de dirección de la boda francesa). Luego, la carga líquida se completó en la segunda parada. Con todo a punto para aliviar los gaznates y reponer líquidos perdidos, la salida significó demostrar que GRMANIA sigue viva. Y también copiada. Y orgullosos de que, delante, fuera un autocar que ha seguido los pasos de esta cofradía y se mueva por la virtualidad de Internet para luego sacrificarse por  caminos reales, pedregosos, polvorientos o vaya usted a saber cómo. Pero no estábamos todos los que érams. Mención especial a quienes se reponen de rodillas, talones, espolones y otros miembros. Que la estatua de Asklepios, el dios griego de la medicina (que es la insignia de las ruinas de Empúries) acuda hoy en su cura y mañana quizá en la nuestra. Y tampoco estaba  quien tenemos ganas de ver pero Girona y su granja no le deja. O de nuestras enviadas especiales a Praga y a sus montañas. A pesar de la inestabilidad del tiempo, nos trató como ese día nos debía corresponder.  

Estados líquidos

Si el hielo inicial anunciaba buenas y frescas bebidas, pronto se derritió y una nevera actuó como involuntario refrigerador de las espaldas. Su desagüe provocó que las mochilas acogieran el frío líquido y, luego, despertaran los cuerpos empezando por la parte posterior. Tal suceso ocurrió en Llampaies, punto de inicio de la etapa, a 120 metros sobre el nivel del mar. Allí ya estaba él, el submarinista y hombre polifacético donde los haya. Al lado, la lucha de la zona contra la línea de muy alta tensión en forma de pancarta: “No mateu el futur dels postres pobles”. Una forma de entender el futuro que creen se opone a la energía para el AVE, la industria, contra los apagones, etc. Las gotas de agua también ensombrecieron el camino matinal con una niebla que parecía esperar a que el sol la ayudara a desaparecer. Luego, la claridad asomó, el sol también y algunas gotas de agua a modo de líquido refrigerante para, ya al final, rebajar la temperatura los menos con un baño en el histórico mar y, todos, degustando el frescor de las bebidas bien colocadas al principio. 

Una silla en el camino

La etapa, hecha en dirección contraria a lo políticamente correcto, discurría al principio paralela a la carretera. Mientras alguna sesuda mente seguía pensando en el futuro de aquellos pueblos, apareció ella. No, ella no. Sólo la silla. Al lado, una botella de agua. Detrás, una bolsa de basura. La silla, sola. No debía ser el futuro. O sí para según quiénes. Tampoco se veían coches al lado. Ni tractores. Podía ser una representación teatral o un símbolo para aguzar el ingenio de transeúntes avispados. O una de esas ocurrencias dalinianas propias de la tierra de la Tramuntana. La imaginación podía producir rostros, situaciones, placeres, países del este o del oeste, con o sin papeles, descargas machistas, chulos. O podía ser una trampa para que uno piense en lo que no debe y se te vea el plumero.  

Olores

A no mucha distancia de Llampaies estaba Camallera, un pueblo con un agradable olor a comida. Otra vez la imaginación podía componer escenas matinales con un mantel puesto, comodidad y todo el día por delante. La realidad fue cierta desorientación de marcas y alguna sugerencia para parar a desayunar. Qué razón tenían los perros de Pavlov. Reconducido el grupo ya en buena dirección, el camino discurrió entre el típico paisaje de l’Empordà. Esa Toscana a la catalana, con bellos pueblos de casas antiguas, la bucólica vida rural al lado de los penetrantes olores a purines varios, los animales en las granjas y otros fuera. Por ejemplo una enorme rata que, en posición delantera, nos sacó de este pueblo como si fuera una oficiosa guía turística local. O alguna ardilla muerta por el camino. O esos animales que se supone que pasarían a mejor vida víctimas del tiroteo de los próximos cazadores. O aquel asno con semblante de pegatina de coche (catalán) que asomaba por una puerta (por aquí nunca veréis un toro de Osborne: el enemigo). O esos perros ladradores que parece que se les va la fuerza por la boca (se supone). Mientras, olores y más olores donde había tierras recién abonadas. La humedad del día que poco se acrecienta y te anuncia que el histórico mar Mediterráneo está cerca, en un enclave en el que desembarcaron antiguos pueblos allá por el siglo IX antes de Cristo.  

Maestros de la sospecha

No. No. Nadie sospecha de la profesión más abundante en GRMANIA. Que nadie de la tiza o de las TIC se moleste. Es que hay tal pozo de ciencia desplegado por los caminos que uno sólo puede reflejar el único discurso que oye. Las antenas personales no pueden dar fe de todas las jugosas conversaciones. Y a veces son auténticas lecciones en versión peripatética. Uno empieza a caminar con las neuronas vacías y acaba la etapa con las conexiones cerebrales a tope. Nuestro filósofo fue hábilmente interpelado por el coordinador general de la orden andarina. Su inquietud cultural (una de tantas) era saber qué significa la expresión “Maestros de la sospecha”. El ilustrado GRmano disertó sobre Nietzhe y Freud para situar el tema. Este escriba captó que la base de los fundamentos teóricos de muchas ideologías ha surgido de ciertas sospechas o bien del orden imperante o de otras ideas. Lo que ha dado lugar a nuevas ideologías. Para más información, consulten al experto, a Internet o castiguen su mente encima de la almohada. Pero, por favor, no sospechen de sus maestros. Y menos de los que caminan a su lado.  

Conexión virtual al entorno mundial

Transcurrido un tiempo prudencial se produjo la parada para el primer avituallamiento. Un momento que demostró una vez más cómo sin ADSL uno puede estar conectado a nuestro Google Earth en versión doméstica, sin hilos ni cables ni satélites. Tú nombras un país más o menos conocido que esté en rutas turísticas y siempre hay alguien que ha estado en él. Es tal el archivo mental de gente tan viajada que las anécdotas y puntos de vista son inagotables. Al final parece que tú también estuviste en él. O sea, sin cansarte, sin pagar precios más o menos caros o baratos, sin sudar y sin esperar en el aeropuerto, lo has recorrido mientras realmente vas siguiendo el GR. En resumen, dos o más viajes en uno. Y más en la primera etapa de la temporada, cuando nuestro amigo alemán aún nos permite recordar algo más (gracias, sr. Alzheimer,  hace poco fue su día, aunque cada vez está más presente a diario). Y te enteras de que alguien fue a Las Vegas, se alojó en un hotel de “la Paris” y pensaba que tal señorita no se iba a preocupar de ponerle toallas a sus clientes. Llevaba toallas de aquí.  Paris Hilton no necesita toallas sino otras cosas (por lo que dice o da a entender ella). O de las excelencias culinarias rebosantes de colesterol que se metía nuestro enviado especial al Camino de Santiago (por cierto, de nuevo felicidades por el redondeo de tu cifra). O de las dificultades comunicativas para entenderse en China. O de los problemas con el inglés de quien fue a Londres. O de las maravillas de las montañas y paisajes de Eslovenia: los Alpes en plan barato. Incluso admiramos con la imaginación algunas bellezas eslavas (rusas en concreto). En fin, tú pregunta sobre un sitio y la solución, en la próxima etapa. A eso se llama compartir conocimiento vivido y pateado.  

Entornos

La suavidad del camino propició un inicio tranquilo, sin sobresaltos. Hasta se cumplieron las instrucciones del coordinador. Los reagrupamientos demostraron que una sugerencia casi puede ser una orden encubierta. La altura máxima, 165 metros, dio paso a un discurrir de lomas, campos de cultivo, masías y tiros. En un momento dado un indicador perecía ser un antecedente de las posteriores consecuencias. “El Faixà d’Or”, caza, era como si te pedía ponerte en guardia y a salvo ante los tiroteadotes que anunciaban su presencia con pólvora. Luego, otro cartel: “Caça amb reglamentació específica”, confirmaba lo dicho, ratificado por cartuchos vaciados recientemente y con un indicador de dirección de GR por los suelos. Si en China había problemas comunicativos, qué decir de aquel poste allí tirado. Cómo interpretarlo. Sospechas de una estrategia de los cazadores para el despiste. Al final, expertos en bricolage senderista lo dejaron como debía ser. Más allá, la refriega entre los pinos parecía la de un país en conflicto. El Puig de Sant Pere, a 135 metros, evidenciaba pérdida de altura y confirmaba que el día no nos permitía ver el mar desde estos entornos. Como tampoco se pudo catar ninguna manzana con denominación de origen de la zona. Sólo hubo que conformarse con granadas silvestres, verdes, abiertas y abandonadas al mejor postor. Viladamat, a 6 metros, estaba cerca. Su plaza de Catalunya no podía faltar, así como esa combinación de viejas casas con las otras. Ya se adivinaba el final pero aún quedaba el paso por la riera de Pelacalç i por Cinclaus, a 5 metros. Curiosa población ésta, con una enorme masía llena de maquinaria y paja para los animales, el restaurante de rigor y la nueva moda de las casas rurales. En medio, una iglesia, la de Santa Reparada. Confirmado: estaba en buen estado. Por lo menos por fuera.A partir de aquí la elevación orográfica del fondo era el fin, Sant Martí d’Empúries. El primer asentamiento griego de la zona, hoy ocupado por una plaza llena de restaurantes, una iglesia para lo del “mariage”, un gran paseo heredado de las olimpíadas del 92, un aparcamiento y un cartel indicador de la ruta ciclista por el Fluvià. Por cierto, aquí nunca se podría colgar esta epístola. El cartel informativo sólo estaba escrito en catalán, inglés y francés. 

 De las ánforas a las latas

La parada, al lado del antiguo puerto griego, situó a GRMANIA dentro de aquellas historias de etruscos, fenicios, griegos y romanos que, ya desde el siglo IX a. de C. visitaron el lugar. Las gradas olímpicas del paseo lleno de tamarindos ofrecían un mar cargado de culturas con un cielo plomizo. La playa, ya vacía porque ahora ya no tocaba ir, era un territorio para disfrutar y bañarse. Cinco fueron los mojados por fuera y todos también por dentro con las bebidas frescas. Aquel moderno botellón podía ser un trasiego moderno de viejos líquidos, fruto del comercio de ánforas, que tiempo ha se desarrolló aquí. Antes, el emporio del comercio con vino, aceite y otros productos. Ahora, latas frías, hielo y comidas  variadas. Al fondo, uno se imaginaba aquellos barcos antiguos pero sólo veía pasar una embarcación de recreo con Roses en una punta de la bahía y L’Escala en la otra. O recordaba cuando, en 1992, aquí llegó la llama olímpica, en un sitio donde ahora ondea una bandera azul a la calidad de la playa, una pareja de novios se somete a la típica sesión de fotos y algún político pasea. Después de vaciar casi las neveras, a la hora de los postres, los bombones de celebración del aniversario de quien sabe de caminos de Santiago suscitaron una frase de esperanza, dicha por nuestro filósofo para él. Quizá se imaginaba aquí encarnando ahora los espíritus de los pensadores de  aquella época cuando, con el bombón en la mano, se dirigió a él y, en voz alta, con el mar al fondo le dijo: “Yo no soy antiguo, soy eterno”. Qué mejor lugar para una frase de frontispicio. Al final no pudo faltar que el ojo digital inmortalizara el momento ante el muro de los restos del espigón griego. Allí empezaba el GR1, en un lugar testigo de tanta historia. Como por ejemplo, el inicio de nuestro actual GR. Y, en este entorno tan historiado, quien no hace mucho redondeó sus años, el mismo que hace poco había acabado su primera Matagalls-Montserrat, pronunció otra de esas frases como para pensar:

                                                                   “La vida es poliédrica”  

Evaristo

Terrassa, 23 de septiembre de 2007

 

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